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Introducción
Existe una atención creciente al uso de antimicrobianos (antibióticos) en la producción animal. El tema del uso de antimicrobianos está plagado de alusiones políticas. Apasionados debates se han puesto en marcha en ambos lados del espectro político- aquellos que sostienen la ilegalidad del uso de antimicrobianos en la producción animal para casi cualquier uso y aquellos que aceptan el status quo (por lo menos en los Estados Unidos) de permitir el uso de antimicrobianos para el tratamiento de enfermedades, así como su uso como promotores del crecimiento.
El objetivo de esta Nota de terneros es evaluar las investigaciones recientes (hasta Noviembre 2011) relacionadas al uso de antimicrobianos en la crianza de terneras de raza lechera y evaluar el potencial de incrementar la resistencia a los antibióticos dentro del establecimiento lechero.
Resistencia antimicrobiana
¿Es algo importante la resistencia a antimicrobianos? La respuesta rápida es sí. Ciertas bacterias pueden desarrollar resistencia a una clase de antibióticos (Ab) cuando estos Ab son utilizados por un período de tiempo. La dosificación inadecuada o el uso extendido de Ab pueden incrementar el desarrollo de resistencia.
La resistencia al antibiótico tiene lugar cuando una bacteria muta y no es más sensible a los Ab. Es una cuestión de selección genética y “supervivencia del más fuerte”. Una vez que la bacteria se torna resistente, puede prosperar, mientras que otras bacterias susceptibles son inhibidas. Por lo tanto, la resistencia a Ab, puede tener lugar rápidamente y los antibióticos que previamente eran efectivos en el establecimiento, no lo son más.
Existen muchas revisiones en Internet del porque aparece la resistencia a antibióticos. Algunos buenos ejemplos son:
- Nature Reviews dedica una edición completa en 2010 al tema. Información muy técnica.
- La Organización Mundial de la Salud publicó un informe de un grupo de trabajo sobre el tema. Muchos detalles, particularmente apropiados para los países en vías de desarrollo.
- La Administración de Alimento y Drogas (FDA) posee una página de Internet dedicada a la resistencia a antibióticos. Buenos antecedentes.
- Una revisión magnífica sobre el tema del National Institute for Animal Agriculture (Instituto Nacional de Producción Animal) está disponible. Se pueden leer antecedentes, mirar y escuchar presentaciones de un congreso sobre resistencia a antimicrobianos.
- Y del “otro lado” de la discusión, he aquí lo que están diciendo algunos defensores de la prohibición del uso de antibióticos en producción animal. Precaución- si uno lee este artículo, está entrando en una zona “libre de lógica”.
Entonces, que tiene que ver todo esto con la crianza de terneras? Bueno, el tema de la resistencia a antibióticos es importante, dado que frecuentemente están lidiando con animales enfermos.
Veamos cual es la situación…
He aquí un ejemplo para considerar. Mel es el dueño/administrador de las granjas M&J, ubicadas en Nuevo México. Mel y su personal alimentan cerca de 2.000 terneras en un establecimiento que viene trabajando en la misma ubicación desde 1991. Las terneras llegan al rancho a los 1-2 días de edad desde cerca de 10 tambos diferentes. Los animales vuelven a su tambo de origen cuando se confirma su preñez a los 14-16 meses de edad. Las proteínas séricas totales de las terneras que llegan al establecimiento tienen un promedio de 5.0 gl/dl, con un rango de 4.0 a 7,0 g/dl. Cuatro de los tambos, realizan de manera consistente, un buen trabajo con el calostro y las proteínas séricas están usualmente alrededor de 5,7 g/dl. Los otros seis tambos luchan con el tema del calostro, inclusive cuando Mel envía personal a las granjas para entrenarlos de manera regular, acerca de las prácticas de suministro de calostro. Las terneras provenientes de esas granjas se enferman frecuentemente- más de la mitad tiene diarrea en los dos primeras semanas luego de su arribo. Mel las alimenta con leche de descarte recolectada de granjas, la cual es pasteurizada antes de ser suministrada. La leche es ofrecida dos veces por día hasta el desleche a los 70 días. Un iniciador texturizado de alta calidad y agua están disponibles todo el tiempo.
El protocolo habitual de Mel es tratar las diarreas con electrolitos (entre los suministros de leche) durante por lo menos 3 días. Los terneros también son tratados con Ab usando un protocolo elaborado por su veterinario. Utilizan un antibiótico como primer tratamiento y cambian a otro, si el primero resulta ser ineficaz luego de un segundo tratamiento. Generalmente, Mel no realiza cultivos de materia fecal para determinar la fuente de la diarrea- después de todo, es muy común (especialmente alrededor de los 7-10 días) y la mayoría de las diarreas generalmente no duran demasiado (3-7 días). Cultivar todos los terneros con diarrea sería muy caro, llevaría mucho tiempo y sería ineficiente. La mayoría de los terneros tienen diarreas sin complicaciones. Otros sin embargo la pasan mal- tienen fiebre alta, diarreas severas y aguachentas, deshidratación y depresión. La mortalidad es aceptable (<3% en las cuatro granjas buenas y 15% en las otras) pero la morbilidad es bastante alta.
Es cada vez más frecuente para el personal de Mel, utilizar 2 o 3 antibióticos diferentes durante el curso de un tratamiento. Parece cada vez más difícil encontrar un Ab que funcione bien de manera regular. Los tratamientos se están volviendo cada vez más caros, llevan más tiempo y la salud del ternero es afectada.
De manera reciente, muestras de materia fecal recolectadas durante una necropsia, fueron evaluadas para ver si había resistencia a antibióticos. El informe indicó que la E. coli aislada de las heces eran resistente a casi todos los Ab evaluados.
Los conocimientos obtenidos de la investigación
Para comprender lo que está sucediendo en la granja M&J, echemos un vistazo a algunos hallazgos de la investigación. Los resultados de estos estudios pueden darnos alguna idea de porque Mel está teniendo más problemas lidiando con los brotes de diarrea en su establecimiento.
Estudio en un rancho de terneras con suministro de leche: Un estudio llevado a cabo por Berge et al. (2006) incluyó a 120 terneros machos recién nacidos en un rancho de terneros en el Valle Central de California. Los terneros llegaban al rancho en el primer día de vida y se monitoreaban durante 28 días. Los terneros eran obtenidos de diferentes granjas de la zona, reunidos y transportados juntos al rancho y eran albergados en casetas de madera, de a tres terneros por casetas. A los terneros se le suministraban 2 litros de sustituto por día, dos veces por día. Un iniciador comercial para terneros y agua estaban disponibles todo el tiempo. Los tratamientos en el estudio eran (1) no se suministraba antibióticos en la leche y no se los trataba con antibióticos si enfermaban y eran alojados en casetas limpias que no habían sido ocupadas por otro ternero previamente, (2) no se suministraba antibióticos en la leche y no se los trataba con antibióticos si enfermaban y eran alojados en casetas que habían sido ocupadas por otro ternero previamente, (3) no se suministraba Ab en la leche, pero se utilizaba antibiótico (principalmente Ceftiofur) si los terneros se enfermaban clínicamente y (4) Ab en la leche (una combinación de neomicina, tetraciclina) y tratamiento con antibiótico si enfermaban clínicamente. Los terneros a los cuales no se les suministraba antibióticos, cuando se enfermaban (tratamientos 1 y 2) eran tratados con sales de bismuto, caolina-pectina, electrolitos y/o meglumina de flunixín (Banamine). El día 1, 14 y 28, se tomaron muestras de materia fecal de cada ternero y se obtuvo una cepa de E. coli de la muestra. La E. Colise evaluó para determinar el grado de resistencia a varios Ab.
¿Qué fue lo que vieron? Básicamente, hubo tres hallazgos notables. Primero, añadir Ab al sustituto lácteo favoreció la selección de una E. coli que era altamente resistente a los Ab. En efecto, la E. coli desarrollo resistencia, no solo a la neomicina y tetraciclina, pero a otros Ab que no eran utilizados en la granja. Debemos señalar que la FDA ha cambiado las regulaciones sobre el suministro de Ab con los sustitutos lácteos. Sin embargo, el agregado de antibióticos a nivel de las granjas ocurre de manera frecuente, dado que los Ab pueden ser comprados en compañías de productos alimenticios y distribuidoras veterinarias.
El segundo hallazgo fue que los terneros tratados con ceftiofur cuando estaban clínicamente enfermos (pero que no se les suministraba antibióticos con la leche) excretaron E. coli que era más resistente a los Ab. Esta resistencia no fue únicamente al ceftiofur sino también a otros antibióticos. De manera interesante, esta resistencia parecía ser transitoria; por ejemplo si los terneros no eran tratados dentro de los 5 días del muestreo, el grado de resistencia fue menor que si los terneros eran muestreados dentro de los 5 días del tratamiento. Por lo tanto, los terneros tratados con ceftiofur desarrollaron abruptamente resistencia a Ab poco después del tratamiento, pero luego dicha resistencia parecía declinar en cuestión de días luego de empezado el tratamiento.
El tercer hallazgo fue que la E. coli de los terneros a los 14 y 28 días era más resistente al Ab que la E. coli de terneros del día 1, sin importar el régimen de tratamiento o alojamiento. Esto sugiere que el desarrollo de por lo menos algo de resistencia a los Ab, puede ser independiente del tipo de terapia antibiótica.
Estos investigadores concluyeron que utilizar Ab especialmente en el sustituto lácteo promueve una aparición de una E. coli altamente resistente (y probablemente otros tipos de bacterias) en el intestino de los terneros jóvenes.
Con o sin leche con antibiótico. El segundo estudio comparó el suministro de antibiótico con la leche en tres granjas de NY. Dos de las tres granjas (800 y 3.000 vacas) suministraban leche sin la adición de antibióticos. La tercer granja (4.500 vacas) le suministraba a las terneras sulfametazina (1,56 ml/L leche) y clortetraclina (1,04 mg/L) junto con amprolium y un producto comercial a base de manaoligosacáridos. El estudio se diseño como un estudio de caso-control; por Ej.: las terneras que desarrollaban diarrea entre el día 2 y 8 de edad eran muestreadas y se muestreaba también un ternera sana de edad similar, siendo ésta el control positivo “no enfermo”.
Los resultados de este estudio están en la tabla. Claramente, el suministro de antibiótico en la granja C dio como resultado un aumento importante en la resistencia antibiótica. Se debe notar que cuanto mayor sea la zona de inhibición (los números están en la tabla 1), mayor es la efectividad del antibiótico en inhibir el crecimiento de E. coli. Números más grandes significan que el antibiótico fue más efectivo controlando el crecimiento bacteriano. En la tabla 1, las terneras alimentadas sin antibióticos obtenían de manera persistente, mayores zonas de inhibición en comparación con los terneros alimentados con Ab, sugiriendo que el Ab en la leche, aumentaría el desarrollo de resistencia a Ab en diferentes casos de Ab.
Una observación interesante fue que no hubo ningún efecto sobre la salud de la ternera según el grado de resistencia de la E. coli. Los terneros con diarrea y los terneros sanos tenían las mismas chances de tener resistencia a Ab, siempre y cuando se les suministrara Ab en la leche.
Un problema con este estudio es que no hubo verdaderos “controles” en ninguna de las granjas- las granjas A y B no usaron Ab y la granja C no tenía terneras que no fueron alimentadas con Ab. Por lo tanto, la ubicación de la granja y el suministro de Ab con la leche llevan a confusión en este estudio.
Múltiples razones para la resistencia a los Ab. El último estudio que evaluaremos es una revisión en varias zonas geográficas, formas de manejo y otros factores asociados con la resistencia a Ab en el oeste de los Estados Unidos. En este estudio (Berge et al., 2010) recolectaron muestras de materia fecal de terneras (entre 2 a 4 semanas de edad) alojadas en diferentes tipos de establecimientos- tambos, granjas de cría bovina (vacas-terneros de carne), feedlots y establecimientos de crianza de terneros. Los establecimientos estaban localizados en California, Oregon o Washington. En los tambos, las muestreas fueron recolectadas de vacas frescas y del ganado en los feedlots que hubiera arribado dentro de los 10 días del muestreo.
Los investigadores aislaron E. coli de las muestras fecales y probaron su resistencia a Ab con varias drogas. Basándose en dichos hallazgos, los investigadores hicieron un análisis para determinar que factores tienen más probabilidad de aumentar el riesgo a la resistencia antibiótica.
Los resultados están resumidos en la tabla 2. Existen varias observaciones notables específicamente relacionadas a los criadores de terneras. Lo más notable fue la comparación según el tipo de establecimiento. Los terneros en los ranchos de crianza de terneras tenían 114 más probabilidades de tener E. coli con resistencia a múltiples antibióticos. A pesar que esto puede ser debido a un aumento en el incremento del uso de Ab para tratar los terneros (se enferman en general más que las vacas) y en las dietas de las terneros, se debe recalcar que hay varios estudios que indican mayor resistencia a Ab en E. coli recolectadas de terneras inclusive si las terneras han sido o no tratadas con Ab (Berge et al., 2010). También, los animales de los establecimientos en California tenían más chances de albergar E. coli resistente a Ab en comparación con los establecimientos de Washington y Oregón. Los autores de este estudio no pudieron identificar uno o más factores asociados a esta diferencia geográfica, pero sugirieron que la diferencia por estado podría reflejar diferencias en los tamaños de los establecimientos, manejo, clima y muchos otros factores.
De nuevo en M&J
¿Qué sucede en el rancho de M&J? Esta situación común es el clásico ejemplo del desarrollo de la resistencia antimicrobiana. Las terneras que llegan al rancho con bajas proteínas séricas ya están en desventaja- no han recibido suficiente calostro y han sido transportadas desde el tambo hacia el rancho, lo cual es un stressor que afecta su sistema inmune. Son colocadas con otras terneras y a pesar de que son alojadas de manera separada, ya han estado en contacto con muchas otras terneras mientras estaban en tránsito o dentro del rancho. Las investigaciones han demostrado que es más probable que a las terneras con falla de transferencia pasiva se las trate con antibióticos (ej: desarrollo de un infección entérica) y que mueran en comparación con aquellos terneros con transferencia de inmunidad pasiva exitosa (Berge et al., 2009).
Leche de descarte – ¿La principal culpable?
En las granjas M&J se utiliza leche de descarte pasteurizada como fuente de alimentación para las terneras. Esta leche proviene de tambos y contiene leche de vacas tratadas y calostro. Mel sabe que la leche tiene variaciones en el contenido de sólidos (él utiliza un refractómetro para evaluarla diariamente) pero desconoce los niveles de antibióticos que pueden estar presentes. Por lo tanto, las terneras y aún más importante, las bacterias del tracto digestivo de las terneras están expuestas a dosis variables de diferentes antibióticos. Algunas investigaciones sugieren que los antibióticos hallados en la leche de descarte pueden contribuir a la resistencia a antibióticos (vea la Nota para terneros #35 para obtener más información).
Una revisión de la Universidad de Wisconsin (https://www1.extension.umn.edu/dairy/beef/on-farm-pasteurized-waste-milk-systems.pdf) evaluó la presencia de Ab en leche de descarte de 62 muestras recolectadas de tambos. Encontraron que en el 50% de las muestras eran positivas a residuos de β-lactámicos. Langford et al. (2003)también reportaron que la resistencia a Ab parece aumentar cuando se aumentaba la cantidad de penicilina G añadida a la leche, sugiriendo que incluso bajas cantidades de Ab en la leche de descarte contribuye a aumentar la resistencia a Ab en las terneras.
Es difícil saber a ciencia cierta si los problemas que tiene Mel provienen del uso de leche de descarte para alimentar a sus terneras. Es una fuente razonable de nutrientes y es barata. Sin embargo, la calidad varía (basado en la variación en sólidos que él observa) y el grado de fermentación y los conteos bacterianos varían dependiendo del tiempo que pasa entre la recolección y el momento de la pasteurización. Pero, igualmente importante es el nivel de contaminación con Ab y en qué grado estos antibióticos contribuyen a la resistencia. Mel no ha hecho evaluar la leche de descarte, pero ha acordado pedir a los tambos que descarten la leche en el primer día de tratamiento de las vacas, sin importar la clase de antibiótico con que las trataron.
¿Qué hacer?
Las granjas M&J Farms enfrentan un problema usual en la crianza de terneras. Las terneras que llegan a su rancho están en general expuestas a un mayor riesgo de enfermarse dado el manejo inadecuado del calostrado en el tambo de origen. Una vez que esas terneras se enferman, requieren mayores niveles de intervención debido a su status inmunológico comprometido, lo que implica generalmente un mayor uso de antibióticos. Esto aumenta el riesgo de desarrollo de resistencia a Ab. Además, el uso de leche de descarte, la cual contiene cantidades variables de diferentes drogas, puede estar promoviendo la resistencia a Ab, al exponer las bacterias a bajos niveles de Ab, no en niveles suficientes para matarlas, pero quizás suficientes como para inducir el desarrollo de resistencia a Ab.
La solución a los problemas de Mel es de naturaleza múltiple. En primer lugar, él necesita aumentar la calidad de ternera que el recibe de sus tambos clientes. Las terneras que son calostradas adecuadamente al nacimiento son más saludables y son más robustas. Probablemente necesiten menores tratamientos, lo cual reduciría el desarrollo continuo de resistencia Ab.
En segundo lugar, Mel podría optar por tratamientos nutricionales para controlar las infecciones intestinales en las terneras. La alimentación continuada con calostro (Berge et al., 2009) o suero bovino (Hunt et al., 2002) son dos fuentes de anticuerpos que pueden reducir el uso de Ab. Un producto comercial, Gammulin, demostró en un estudio en la Universidad de Illinois, que pudo reducir los tratamientos y las pérdidas por mortandad en terneros que han sido transportados (Pineida et al. , 2011)
En tercer lugar, se debe evaluar el manejo en el tambo y el uso de antibióticos. Las diarreas que tiene lugar durante el periodo de 7-10 días de edad en general son causados por Cryptosporidium parvum, un protozoo que no es sensible a Ab. Las infecciones virales por rotavirus o coronavirus también no son controladas por Ab. Por lo tanto, Mel podría estar gastando dinero y perdiendo tiempo tratando los terneras y además induciría mayor resistencia a Ab. Mel siente que la utilización de Ab en estos momentos ayudaría a reducir el riesgo de infecciones bacterianas secundarias oportunistas, entonces sería un acto de equilibrio. Es importante destacar que la resistencia a Ab que tiene lugar en respuesta a los tratamientos Ab parece ser transitoria, por lo menos en un estudio (Berge et al., 2006).
Finalmente, Mel debe evaluar el uso de leche de descarte para alimentar a sus terneras. El posible aumento en la resistencia a Ab derivada de la exposición variable a Ab en la leche de descarte podría sobrepasar cualquier ahorro en los costos de alimentación en comparación con un sustituto de leche de buena calidad. Mel también debe manejar la variación en el contenido de nutrientes y también la pasteurización. Este producto no valdría la pena dado los problemas que representa para Mel.
References
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Berge, A.C.B., T. E. Besser, D. A. Moore, and W. M. Sischo. 2009. Evaluation of the effects of oral colostrum supplementation during the first fourteen days on the health and performance of preweaned calves. J. Dairy Sci. 92:286–295.
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